Angus Stewart Deaton (Edimburgo, Reino Unido; 1945), se doctoró en la Universidad de Cambridge en 1974 y fue catedrático de Econometría en la Universidad de Bristol entre 1976 y 1983. En 1979 se incorporaría como Visiting Professor a la Universidad de Princeton, institución que en la que es catedrático y no ha abandonado desde entonces.
Tras ser galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, recibió el Premio Nobel de Economía en 2015 e ingresó en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Es miembro del Consejo Asesor del Economista Jefe del Banco Mundial y Científico Investigador Senior en la Gallup Organization. Autor de más de 160 publicaciones, también forma parte de la British Academy, la Academia Americana de las Artes y las Ciencias y la Econometric Society. Cuando en 1978 esta sociedad creó la Medalla Frisch, Angus Deaton fue el primer galardonado.
Presidente de la Asociación Americana de Economía en 2009 y doctor honoris causa por la Universidad de Roma, el University College London y la Universidad de St. Andrews (Escocia, Reino Unido), ha sido, sucesivamente director asociado, codirector y director de la revista Econometrica, de referencia mundial en el área.
Discurso
Economía, Finanzas y Gestión de empresas, IV edición
Rueda de prensa
Deaton asegura que somos mucho más ricos, tenemos más salud que hace cientos de años y eso es atribuible al desarrollo del conocimiento
Con la mirada puesta en el bienestar, ya sea material, físico o espiritual, Angus Deaton ha llevado la economía del mundo académico a los hogares, y viceversa, para ahondar en el conocimiento de cómo afectan a las personas los vaivenes económicos y las políticas públicas. Por “su fundamental contribución a la teoría del consumo y del ahorro y a la medición del bienestar económico”, el jurado le ha concedido el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas.
Este británico afincado en Estados Unidos ha partido de la teoría para diseñar métodos rigurosos que le permitieran investigar los problemas del mundo real. Como destaca el jurado, “su trabajo se ha caracterizado por sus esfuerzos para comprender la evidencia empírica apoyándose en estructuras teóricas claramente articuladas y en la identificación de comportamientos subyacentes a los datos”.
Todo comenzó cuando el Deaton estudiante en Cambridge se interesó por el ahorro gracias a las lecturas de Milton Friedman, Richard Stone, Franco Modigliani o Simon Kuznets. Al regresar a la misma universidad pero ya en calidad de investigador, a Deaton le encargaron la parte del ahorro dentro de una investigación en marcha y, como él mismo dice, no ha dejado de pensar en ello desde entonces.
A lo largo de su carrera, Deaton ha incorporado otros elementos de forma natural y abriendo nuevas líneas de investigación, pero en el centro de su trabajo ha estado siempre la preocupación por el bienestar de las personas. “El ahorro consiste en cómo equilibran las personas su bienestar presente con el bienestar futuro”, resume.
«El ahorro consiste en cómo equilibran las personas su bienestar presente con el bienestar futuro», resume.
TUITEAR
Era inevitable que el siguiente paso fuera el reverso de la moneda, es decir, el consumo. Y ahí Deaton hizo aportaciones esenciales como las recogidas en una de sus obras de referencia: ‘Economía y comportamiento del consumidor’ (1980, junto a John Muellbauer).
Para entonces ya se había incorporado a la Universidad de Princeton, de la que sigue siendo catedrático y en la que ha puesto en marcha iniciativas clave como el Centro para la Salud y el Bienestar, la Oficina de Investigación sobre Población, y el Programa de Investigación sobre Estudios del Desarrollo.
Deaton pasó de aplicar la microeconometría en el análisis de la demanda de los consumidores a utilizar el consumo como indicador clave en la medición del bienestar y la pobreza: “Nos ha ayudado a entender mejor la relación entre consumo y renta, pero también ha evidenciado que hay elementos en esa relación que no funcionan y que hay que revisar”, señalaba el acta del jurado.
Sus colegas destacan la creatividad de Deaton, que le ha llevado a proponer novedosas alternativas a enfoques tradicionales, como usar el consumo per cápita como medida de desarrollo en lugar de la renta per cápita. “Quizá este cambio no marque la diferencia en el nivel agregado de un país –salvo que comparemos países con niveles de ahorro muy dispares como Estados Unidos y China–, pero es realmente sustancial cuando tratamos de hogares o personas de forma individual. La renta y el consumo no varían de igual forma, y el consumo es mejor indicador del nivel de vida”, explica.
A estas conclusiones ha llegado después de incorporar en sus métodos el empleo de encuestas masivas a hogares específicamente diseñadas, dejándose guiar más por sus resultados que por los datos agregados de las Cuentas Nacionales. Afirma que él también se sorprendió al comprobar la discrepancia entre los resultados de sus encuestas y los de las Cuentas Nacionales: «Es un dilema que todavía no entendemos bien, pero sospechamos que el problema está en que tanto en uno como en otro método estamos cometiendo errores», argumenta.
Pero Deaton está empeñado en subsanarlos con nuevas herramientas metodológicas. Un elemento fundamental para medir el número de pobres es determinar una línea de pobreza, que depende del nivel de precios de los bienes disponibles para su consumo. Su trabajo sobre índices de precios para calcular líneas de pobreza ha sido también muy influyente, cuestionando los cálculos oficiales de algunos países y organismos internacionales. Por ejemplo, la aplicación de sus métodos en la investigación sobre la pobreza en la India ha concluido que no toda la población se está beneficiando del crecimiento económico de la potencia emergente, lo que ha suscitado un intenso debate social y político.
Cuando se le pregunta por qué comenzó a investigar sobre países en desarrollo y más en concreto, en la India, donde su trabajo ha tenido tanto impacto, la respuesta es una mezcla de sueños de infancia y choque con la cruda realidad: “Nací en una ciudad oscura y fría como Edimburgo, en Escocia, y la India me parecía un lugar mágico, exótico y cálido al que siempre quise ir. Y en cuanto tuve ocasión lo hice, hace más de treinta años. Al llegar me di cuenta de que lo más natural era aplicar allí mi investigación sobre los temas que siempre me habían interesado: la pobreza, la inequidad, el bienestar. Tiene mucho más sentido estudiar la pobreza en un país pobre”.
Hay algo que Deaton valora mucho en su área de conocimiento: “La economía es una disciplina abierta a recibir ideas nuevas y desarrollar su actividad de modo innovador”. Y él es un buen exponente. En 2010 se adentró en la investigación de la relación entre riqueza y felicidad por la puerta grande, con una publicación de gran impacto en la revista ‘Proceedings of the National Academies of Sciences’ (PNAS) en colaboración con Daniel Kahneman, psicólogo y premio Nobel de Economía.
Actualmente sigue trabajando en esta misma línea: «Trato de buscar el significado a las respuestas sobre la felicidad y cómo deberían trasladarse a las políticas públicas». Pero también continúa investigando en la medición del bienestar para hacer análisis comparativos de ámbito internacional y abordar cuestiones como la pobreza y la desigualdad en las condiciones de vida. “Si pienso en mi carrera, el bienestar siempre ha estado ahí: empezando por el bienestar material, y a partir de ahí, la salud –que es un factor clave– y la felicidad. A eso se añade que me parece imposible estudiar el bienestar sin analizar las diferencias entre la gente o, lo que es lo mismo, la inequidad”, concluye Deaton.