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Discurso de aceptación
Arthur Horwich
Arthur Horwich (Chicago, Estados Unidos, 1951) obtuvo la licenciatura en Medicina en la Universidad Brown en 1975 y en 1978 concluyó la residencia en Pediatría en el Hospital New Haven, de la Universidad Yale. Decidió realizar investigación postdoctoral sobre virus en el Instituto Salk (La Jolla, California). Tras tres años en el Salk, encontró en la genética el equilibrio que buscaba entre investigación y clínica, y así fue como se incorporó al Departamento de Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale (Estados Unidos). Ya no abandonaría esta institución, donde hoy es Catedrático Sterling de Genética y catedrático de Pediatría. Entre 1990 y 2020 fue investigador Howard Hughes Medical Institute. Ha sido editor asociado de Cell y miembro del Consejo Editorial del Journal of Cell Biology, coorganizador tres Simposios sobre Chaperonas Moleculares de Cold Spring Harbor y es fellow de la Sociedad Americana para el Avance de las Ciencias, entre otras.
En 1972, Christian Anfinsen recibió el Premio Nobel por una serie de experimentos que demostraron que ciertas proteínas pequeñas se pliegan de manera espontánea dentro de un tubo de ensayo. Su trabajo asentó la idea, que Hartl y Horwich acabarían desmintiendo, de que todas las proteínas, incluso dentro de las células, se pliegan espontáneamente.
En la década de 1980, Hartl y Horwich, por separado, estudiaban cómo las proteínas entraban en unos compartimentos llamados mitocondrias que existen dentro de las células y que están rodeados por una membrana, y cuestionaron por primera vez la hipótesis del plegamiento espontáneo de las proteínas dentro de las células.
Un experimento de Horwich sobre una versión mutante de levadura pareció indicar que ciertas proteínas traspasaban la membrana mitocondrial correctamente pero, una vez dentro, eran incapaces de activar sus funciones. La confirmación de este resultado por parte del laboratorio de Hartl dio pie a una fructífera colaboración entre los dos investigadores. Así descubrieron que la proteína Hsp60 (siglas en inglés de heat shock protein) era la responsable de que el plegamiento de proteínas funcionara como debía, es decir, actuaba de chaperona para las proteínas. Hartl y Horwich publicaron estos resultados en Nature en 1989.
Comprobaron que la chaperona actúa encapsulando la proteína a plegar para aislarla del entorno y vieron también cómo, en organismos unicelulares como la bacteria Escherichia coli o la propia levadura, la falta de Hsp60 ocasionaba una aglomeración de proteínas no plegadas que ocasionaba su muerte. A pesar del escepticismo inicial, Hartl y Horwich desbancaron definitivamente la visión anterior de que el plegamiento era un proceso espontáneo incluso dentro de las células.