BIOGRAFÍA
Avelino Corma (Moncófar, Castellón, 1951) se licenció en 1973 en Ciencias Químicas en la Universitat de València y se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid en tres años. Inició su carrera profesional como investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Desde 1990 es profesor de Investigación de Química en el Instituto de Tecnología Química ITQ (CSIC/UPV), centro de investigación mixto que fundó en 1990. Durante los últimos cincuenta años ha desarrollado su trabajo de investigación en catálisis heterogénea. Ha publicado más de 1.400 artículos en revistas internacionales, ha escrito tres libros y numerosas revisiones. Es miembro del consejo editorial de las revistas más importantes en el campo de la catálisis y es autor de más de 200 patentes de invención, entre las cuales más de 20 han sido aplicadas en múltiples procesos industriales.
CONTRIBUCIÓN
Materiales porosos que han permitido la producción de combustibles más verdes
Avelino Corma ha sido el pionero de la llamada catálisis heterogénea, denominada así porque el catalizador y los agentes de la reacción química que se quiere acelerar se encuentran en distintas fases de la materia. En concreto, según explica el propio premiado, “el catalizador es un sólido y los reactivos pueden ser gases o líquidos”. A lo largo de los últimos 35 años, desde que en 1990 cofundó el Instituto de Tecnología Química en la Universitat Politècnica de València, Corma ha liderado la concepción y síntesis de materiales microporosos que actúan como catalizadores sólidos, en los que las reacciones se producen dentro de cavidades del tamaño de las moléculas. “Controlando el tamaño de estas cavidades y canales, comprobamos que se podían seleccionar las moléculas que penetraban y por tanto reaccionaban, y a la vez las que no se quería que entraran y cuya reacción se quería evitar”, señala.
Sus avances fundamentales en este campo se plasmaron en dos estudios publicados por Nature en 1998 y 2006, y posteriormente una investigación publicada en Science en 2017, en las que se demostró el potencial de estos materiales microporosos para acelerar y controlar reacciones químicas de manera eficiente, abriendo así la puerta al desarrollo de una química menos contaminante y más sostenible. “En estos trabajos, a través del control de las cavidades en estos catalizadores sólidos, demostramos que podíamos controlar las reacciones, de tal manera que por ejemplo podíamos reducir su acidez y lograr así un menor impacto medioambiental”.
De hecho, tal y como ha resaltado el jurado, Corma no solo ha contribuido estos hallazgos de investigación básica, que han tenido un gran impacto internacional en el campo de la catálisis, sino que además es autor de más de 100 patentes con aplicaciones industriales que se están utilizando en la actualidad para mejorar la eficiencia y sostenibilidad en la producción de combustibles, plásticos, cosméticos y alimentos. Por ejemplo, “más de 22 plantas en todo el mundo producen hoy gasolina de manera más eficiente, con un mayor aprovechamiento energético, gracias a un catalizador desarrollado a partir de mi investigación”, destaca el premiado. Además, en muchos procesos químicos industriales se están empezando a sustituir los combustibles fósiles por biomasa —obtenida, por ejemplo, a partir de residuos orgánicos municipales, agrícolas o forestales—, mediante reacciones logradas con los catalizadores sólidos desarrollados a partir de los avances liderados por Corma. “Se ha avanzado ya mucho hacia una química más sostenible gracias a esta tecnología, con catalizadores que nos están permitiendo reducir el uso de hidrocarburos fósiles y eliminar también el escape de agentes contaminantes a través de la combustión tanto de vehículos como de chimeneas en plantas industriales”.
Corma considera en todo caso que esto es solo el comienzo de una revolución tecnológica que en los próximos años puede convertirse en una potente herramienta trasformadora frente al gran reto del cambio climático: “Confío en que los catalizadores nos van a permitir capturar el CO2 de la atmósfera o de la biomasa para seguir avanzando hacia el desarrollo de combustibles y procesos químicos industriales con mucho menor impacto medioambiental”.