BIOGRAFÍA
Camille Parmesan (Houston, Texas, Estados Unidos, 1961) se licenció en Zoología y se doctoró en Biología en la Universidad de Texas (Austin, Estados Unidos), donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera y ahora es profesora adjunta del Departamento de Geología e investigadora principal del Instituto de Ciencias del Medio Ambiente. En 2011 se trasladó a la Universidad de Plymouth (Reino Unido), donde en la actualidad es profesora invitada en la Escuela de Biología Marina. En 2017 se estableció en la Estación de Ecología Teórica y Experimental en el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia gracias a la ayuda Make Our Planet Great Again que recibió en la primera edición de este programa. Desde 2022 es directora de esta misma Estación. Ha formado parte del IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas) durante más de 20 años, y fue una de las autoras principales del reciente informe emitido en 2022 por este grupo de científicos. Es miembro de la European Academy of Sciences y de la Ecological Society of America, y miembro honorario de la Royal Entomological Society desde 2019.
CONTRIBUCIÓN
Camille Parmesan fue pionera en estudiar el efecto que el cambio climático estaba teniendo sobre la distribución geográfica de las especies, desplazándolas hacia los polos y hacia elevaciones mayores. Comenzó estudiando una especie concreta de mariposa, la mariposa parche de Edith, consiguiendo aislar el efecto del cambio climático y disociarlo de otros factores que podían afectar a las poblaciones de mariposa como la pérdida de hábitats, la contaminación o el uso de fertilizantes. Después, corroboró sus resultados de atribución en otras especies de mariposa y, más adelante, en miles de especies de animales tanto terrestres como marinos.
El artículo que escribió en colaboración con el economista Gary Yohe, publicado en Nature en 2003, sobre cómo realizar esta atribución de manera bien fundamentada se convirtió en el más citado de todo el campo del cambio climático y hoy en día acumula más de 14.000 citas. El impacto logrado con aquel artículo llevó a otros grupos de investigación, que trabajaban con especies prácticamente desconocidas para Parmesan, a solicitar su colaboración para encontrar la “huella globalmente coherente del cambio climático”, como la llamó la investigadora, en grupos de especies cada vez más amplios, como el análisis que se publicó en 2013 en Nature Climate Change sobre especies marinas en todo el mundo.
La galardonada defiende que, a la luz del cambio climático, el objetivo de las estrategias de conservación no debe centrarse en una especie en concreto sino en preservar la biodiversidad en general. A más corto plazo, el cambio climático ya tiene un impacto muy directo sobre los sistemas de agricultura y pesca, tanto cultivada como salvaje. Las zonas de cultivo y de pesca están cambiando, las enfermedades se desplazan hacia los polos, y el aumento del CO2 en la atmósfera está disminuyendo la calidad nutricional de las plantas.