Cristóbal Halffter (Madrid, España; 1930-2021) fue, desde 1970, director invitado en las más importantes orquestas europeas, compositor asociado de la Sinfónica de Madrid y miembro del Consejo de la Fundación Prince Pierre de Mónaco, el mismo puesto que ocupó hasta 2009 en la Ernst von Siemens Musikstiftung.
Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, de la Real Academia de Suecia y de las Akademie der Künste (Berlín) y der Schönen Künste (Múnich), así como doctor honoris causa por las universidades de León y Complutense Madrid.
Su obra compositiva abarca todos los campos creativos y está editada por Universal Edition (Viena). Entre las distinciones relacionadas con la cultura que ha recibido en España, Alemania, Francia y Mónaco, figuran la Medalla de Oro del Goethe Institut y la de las Bellas Artes de España, donde ha sido reconocido también con el Premio Nacional de Música en 1953 y 2004. En 2015, el Gobierno de España le concedió la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
Discurso
Música Contemporánea, II edición
Desde hace cuatro décadas, Cristóbal Halffter, premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Música Contemporánea, es uno de los compositores españoles más reconocidos. No solo en su país: también más allá de sus fronteras. Miembro destacado de la generación del 51, alineada con las tendencias de la vanguardia musical europea, Halffter nació en Madrid en 1930 en el seno de una familia vinculada con el mundo de la música, y más especialmente con el de la composición. Ahí está el legado de sus tíos Rodolfo y Ernesto Halffter, este último colaborador directo de Manuel de Falla, cuya ‘Atlántida’ se encargó de completar a la muerte del creador gaditano. Y ahí está también Pedro Halffter, su hijo, recogiendo el testigo y compatibilizando su labor creadora con la responsabilidad en dos principales orquestas españolas, y al frente del Teatro de la Maestranza de Sevilla.
Uno de los fundamentos en los que se asienta el premio radica en el hecho, manifestado por el jurado, de que en las obras de Cristóbal Halffter “palpita una inspiración inmensa”, además del hecho definitivo de que “a través de su coherencia y de la continuidad de su compromiso, han contribuido enormemente a la idea de una música contemporánea europea”. Labor titánica, habida cuenta de que la música española vivía a comienzos de la década de 1950 en el prolongado letargo que arrastraba desde el fin de la generación musical del 27, ya desaparecida. Un estancamiento del que solo fue posible salir con la apuesta por la contemporaneidad manifestada por Halffter y el grupo en el que se involucró, dispuestos todos a subsanar las carencias de un largo vacío en el que en España resultaban ajenos nombres referenciales de la creación musical del siglo xx, incluyendo algunos tan notables como los de Stravinski o Béla Bartók.
El siguiente paso consistiría en adentrarse en los nuevos movimientos que habían comenzado a echar raíces a partir de los postulados dodecafonistas de Schönberg, la aleatoriedad y la revolución armónica. Así, hasta la asimilación de escuelas tan diversas como el serialismo, irradiado desde Norteamérica, o las combinaciones aleatorias, donde la matemática acude en ayuda de la creación musical. Y en todo este proceso, la contribución de Halffter fue definitiva.
Después de ampliar su formación en Estados Unidos y Alemania, entre 1970 y 1978, Cristóbal Halffter impartió clases en la Universidad de Navarra y ocupó la cátedra de Composición de los Cursos de Música Contemporánea de Darmstadt (Alemania). De 1976 a 1978 presidió la Sección Española de la Sociedad Internacional para la Música Contemporánea, y en 1979 fue nombrado director artístico del Estudio para Música Electrónica en la Fundación Heinrich Strobel de Friburgo (Alemania). Discípulo de figuras como Stockhausen, Maderna, Ligeti, Boulez o Adorno, surge el Halffter comprometido con su tiempo. Lo demuestra la aceptación del encargo de la Organización de Naciones Unidas para conmemorar el vigésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que le llevó a componer en 1968 la cantata Yes, speak out, yes. Y lo reflejan las palabras del propio Halffter en los textos introductorios al libro editado con motivo de la Carta Blanca, que recientemente le brindaba la Orquesta Nacional de España (ONE).
Parafraseando la cita de Ortega y Gasset en ‘Papeles sobre Velázquez y Goya’ –”Ser pintor es una forma de ser hombre”–, escribía Halffter:”Ser compositor es una forma de ser hombre, dándole toda la trascendencia que tiene el hecho de ser hombre y siendo consciente de la responsabilidad que se adquiere cuando por propia voluntad, y libremente elegido, se es compositor”. Responsabilidad que se magnifica para cualquier creador artístico innovador al proponerse manifestar ante los demás el valor de su trabajo, luchando contra la idea de “que lo que no es popularmente conocido no es positivo. Ha calado muy hondo”, explica Halffter, “y eso es malo. Todas las innovaciones han necesitado tiempo para hacerse comprender. El compositor, como el pintor, dedica las veinticuatro horas del día a su trabajo, y avanza mucho en conocimiento. El público, que tal vez escucha un concierto cada semana, lo hace más lentamente, porque la percepción se le hace más difícil. De ahí que deba existir el respeto y el reconocimiento de que el compositor, y el artista en general, está trabajando seriamente, comprometido con la cultura y la sociedad en que vive”. A partir de estos postulados, Halffter reflexiona sobre el concepto de cultura en nuestros días: «Estamos confundiendo en nuestra sociedad el espectáculo con la cultura. La cultura puede ser espectáculo, pero el espectáculo muchas veces no es cultura”.
Argumentos todos ellos a los que recurre a la hora de enjuiciar la importancia que le concede la presente distinción: “Hay muchas obras importantísimas, exponentes de la cultura de finales del siglo XX y principios del XXI, a las que se hace poco caso. Por eso me gusta tanto estar acompañado por científicos en estos Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento. Y subrayo conocimiento, que no es información. Información hay muchísima; conocimiento, cada vez menos”.
En 2000, Halffter estrenó su ópera ‘Don Quijote’ en el Teatro Real de Madrid; en 2003, en Salzburgo y por encargo del Festival Internacional, la obra ‘Adagio en forma de rondó’. Y en 2008 subió a escena en Kiel (Alemania) su segunda incursión en el género operístico, ‘Lázaro’.