Daron Acemoglu (nacido en 1967 en Estambul, Turquía, de ascendencia armenia y ahora ciudadano norteamericano) se graduó en la Universidad de York (Reino Unido) en 1989 y se doctoró en 1992 en la London School of Economics, donde fue profesor durante un año. En 1993, se convirtió en miembro del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) donde actualmente ocupa la Cátedra Elizabeth and James Killian de Economía.
Ha publicado alrededor de 120 artículos en revistas de prestigio internacional como ‘American Economic Review’, el ‘Quarterly Journal of Economics’ o ‘Review of Economic Studies’, además de cuatro libros. Es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, de la Asociación Económica Europea y de la Econometric Society. Además, con solo 44 años fue director de la revista ‘Econometrica’.
Durante su trayectoria profesional ha recibido numerosas distinciones, entre las que destacan la medalla John Bates Clark, que la Asociación Americana de Economía otorga cada dos años al economista estadounidense más influyente menor de cuarenta años, y que Acemoglu recibió en 2005.
Tras recibir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento (2016), obtuvo el Premio Nobel de Economía junto a Simon Johnson y James Robinson (2024).
Discurso
Economía, Finanzas y Gestión de Empresas IX edición
Microentrevista
“Debemos crear nuevas instituciones que hagan que la tecnología cree empleo y aumente los salarios”
Daron Acemoglu creció siendo parte de una minoría de ese país en los años ochenta, lo que le convirtió en una persona escéptica con los canales tradicionales de autoridad y que se cuestionaba “si la economía disfuncional del país y la extendida pobreza de su población estaban relacionadas con un sistema político represivo”.
A su origen turco de ascendencia armenia, se suma su actual ciudadanía norteamericana tras haber cursado estudios superiores en el Reino Unido. Este tránsito entre distintas sociedades en diferentes grados de desarrollo económico y social despertó su interés por la teoría del crecimiento.
Enseguida Acemoglu observó que los análisis tradicionales de esta rama de la ciencia económica se centraban en factores como el capital humano o el capital físico, pero dejaban de lado otros, en su opinión tan o más determinantes, como las estructuras políticas y las influencias institucionales: “La mayor parte de mi trabajo durante los últimos veinticuatro años ha estado motivada por conocer los orígenes de la pobreza. Lo que he intentado en mis investigaciones es entender mejor sus causas”.
Acemoglu ocupa actualmente la Cátedra de Economía Elizabeth y James Killian del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), institución en la que trató inicialmente de cursar sus estudios de posgrado. En aquel entonces, el MIT lo aceptó como alumno por sus brillantes trabajos, pero no le concedió una beca, por lo que decidió continuar su formación en Reino Unido y doctorarse en la London School of Economics.
Este cambio en sus planes tiene una gran importancia en la trayectoria investigadora de Acemoglou, ya que durante su estancia formativa en la capital británica conoció al profesor James Robinson.
Nada más tomar contacto, ambos se dieron cuenta de que, de manera independiente, habían pensado en cuestiones similares desde las mismas perspectivas, motivo por el que comenzaron una relación que el propio Acemoglu califica de “muy productiva”, y es por lo que junto a Robinson ha desarrollado la gran mayoría de sus trabajos en torno al crecimiento y el desarrollo económico.
El novedoso abordaje que Acemoglu desarrolla —junto a Robinson y al profesor Simon Johnson— en ‘Los orígenes coloniales del desarrollo comparativo: una investigación empírica’ (2001) consistió en enfatizar factores que antes no eran tan centrales: cómo se organiza una sociedad, por qué toma las decisiones que toma y, especialmente, por qué adopta determinadas políticas.
Como el propio Acemoglu explica: “la importancia del papel que juega la tecnología, por ejemplo, o el de la educación se comprenden bien. Pero lo que faltaba, de alguna manera, era preguntarse por qué las naciones no invierten más en educación o por qué no fomentan la adopción de las mejores tecnologías existentes”.
Estas decisiones son las que, con el tiempo, dan forma a las instituciones —entendidas como el conjunto de reglas formales e informales que rigen la interacción humana— propias de cada sociedad y estas, a su vez, las que determinan un alto o bajo grado de desarrollo económico.
Por el desarrollo de este concepto de instituciones y por lograr establecer el efecto causal que tiene sobre el desarrollo económico es por lo que Daron Acemoglu ha recibido el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas.
La economía es una disciplina empírica, pero su mayor fuerza proviene de la combinación con la teoría; así es realmente poderosa para explicar el fenómeno social
TUITEAR
En 2012 Acemoglu publica, de nuevo junto a Robinson, ‘Por qué fracasan los países’, obra en la que ambos retoman sus tesis sobre la calidad de las instituciones para crear una teoría más amplia y global del desarrollo económico. Es en esta publicación en la que completan su concepto de instituciones inclusivas (estables, que garantizan la seguridad jurídica y la igualdad de condiciones) y extractivas (aquellas en las que determinadas minorías utilizan el poder en beneficio propio).
El punto de partida de estos trabajos —acaso los más conocidos de Acemoglu— tiene un marcado carácter experimental anclado en una robusta base histórica. Como él mismo explica, «la economía es una disciplina empírica, pero su mayor fuerza proviene de la combinación con la teoría; así es realmente poderosa para explicar el fenómeno social».
El modelo de contagio
Más recientemente, en uno de sus estudios Acemoglu ha desarrollado también teorías relevantes en el emergente campo de la economía de redes, aplicadas a los sistemas financieros. Sostiene que un cambio inesperado en el sistema (impago de la deuda, por ejemplo), por pequeño que sea, puede provocar una cadena de bancarrotas que llegue a afectar a toda la economía. El ‘modelo de contagio’ se hizo particularmente importante después de la crisis financiera mundial de 2008: “vimos casos de este tipo ocurrir ante nuestros ojos”, afirma.
Pero Daron Acemoglu, como reconoce el jurado de estos premios, también ha desarrollado contribuciones destacables exclusivamente en el plano teórico, como en uno de sus primeros trabajos (de principios de la década de los noventa) en la rama de la economía del trabajo. En él demostró que el seguro de desempleo, como herramienta que permite a los trabajadores ser más exigentes a la hora de aceptar un trabajo, puede llegar a provocar —en contra de lo que sostenían las tesis tradicionales— un aumento en el nivel de producción y mejoras en la productividad y en la riqueza.
Acemoglu es autor de cuatro influyentes libros y de más de un centenar de artículos publicados en revistas de referencia, como ‘American Economic Review’. Entre sus méritos, el jurado destaca que sus trabajos han influido “de manera general en todas las ciencias sociales”.