Aperghis (Atenas, Grecia; 1945) fue un autodidacta. Pertenece al seno de una familia de artistas, descubrió la música gracias a la radio y a las clases de piano que recibía de una amiga de la familia y en la escuela, pero sin llegar a acudir al conservatorio. A los 17 años se trasladó a París para continuar sus estudios de música. En París entró en contacto con el mundo del teatro y se inició en el serialismo del Domaine Musical, en la música concreta de Pierre Schaeffer y Pierre Henry, y en las obras de Iannis Xenakis, que le inspiró en sus primeros trabajos.
Hacia 1970, decidió profundizar en un lenguaje más libre y comienza sus búsquedas y exploraciones sobre el sonido de la voz. Interesado en particular por el teatro musical compone en 1971 su primera obra en este ámbito, ‘La tragique histoire du nécromancien Hiéronimo et de son miroir’. En 1976 fundó, junto a su mujer, la actriz Édith Scob, el Atelier Théâtre et Musique (ATEM) ubicado en los suburbios de París, en Bagnolet, hasta 1991, y después en el Théâtre Nanterre-Amandiers. Allí renovó por completo su enfoque de la composición. Convirtió a los músicos en actores, e incorporó en sus obras ingredientes vocales, instrumentales, gestuales y escénicos en idéntica proporción.
Durante dos décadas la actividad de Aperghis con el ATEM se tradujo en una veintena de composiciones entre las que figuran ‘Jojo’ (1990), ‘Sextuor’ (1993) y ‘Commentaires’ (1996).
A pesar de ser el creador, director y compositor de sus espectáculos, hace partícipes de su proceso creativo a los intérpretes, ya sean músicos, actores, cantantes o bailarines. A partir de los años noventa Aperghis, y gracias a
Discurso
Música Contemporánea VIII edición
Microentrevista
George Aperghis: “Me gusta trabajar con gente del barrio de manera directa sin intermediarios”
Georges Aperghis nace en una familia de artistas y vive en París desde que instala allí su residencia en 1963. Su obra se caracteriza por la investigación y búsqueda del sentido y evolución de los lenguajes, y por la fusión entre música y teatro. Sus composiciones, ya sean instrumentales, vocales, teatrales o mixtas en las que interviene la informática musical (CAO), exploran las fronteras de la percepción e interrelación, creando ilusiones perceptivas entre las distintas disciplinas.
En su repertorio podemos encontrar obras para instrumentos solistas, música de cámara, obras vocales, orquestales y óperas, en su mayoría inspiradas en el texto y en el teatro. En sus inicios se interesa en el serialismo, en la música concreta (Pierre Schaeffer y Pierre Henry), así como en las vías abiertas por Xenakis. Pero la obra de Aperghis no se puede relacionar con ninguna de las estéticas dominantes de la creación musical contemporánea, y se caracteriza por un dialogo con otras formas de arte y por un acercamiento al otro, ya sea espectador ya sea intérprete.
Esta alteridad se combina con una incesante innovación al integrar en sus espectáculos máquinas, autómatas, robots y ordenadores. Desde 1997 trabaja con el Atelier de Théâtre et Musique (ATEM) de Bagnolet, grupo de actores e intérpretes creado por él mismo y su esposa, la actriz Édith Scob, que participan plenamente en el proceso de creación de sus espectáculos. Como el propio Aperghis indica, muchas de sus obras surgen en los ensayos combinando, fragmentando, transformando y superponiendo ideas musicales y acciones teatrales, y viceversa.
A partir de los años noventa incorpora también la danza y las artes visuales a su obra. Los principales grupos de música contemporánea europeos —Ictus, Klangforum Wien, Remix, Intercontemporain, Vocalsolisten— han establecido y desarrollado una relación de trabajo con Aperghis a través de encargos y producciones que han integrado en su repertorio. En 2000 recibe el Premio SACEM a la mejor obra del año por ‘Machinations’, en 2011 el Premio Mauricio Kagel y en 2015 el León de Oro de la Bienal de Venecia, además de este Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento.
Aperghis toma y personaliza una vía fundamental de ramificaciones múltiples en la composición musical actual abierta, entre otros, por compositores como Stockhausen (Inori), Ligeti (Aventures y Nouvelles aventures) (música escénica), Mauricio Kagel (teatro instrumental neodadaísta) y, en cierto modo, Helmut Lachenmann o Gerard Grisey, que rompen con el imperio de los sistemas en los que, como escribiría este último, “el mapa era mucho más importante que el propio territorio”, el sistema era más dominante que el propio sonido, que su energía, su ADN o las emociones que contenía.
Aperghis no ha cesado de reinventar su propio lenguaje, convirtiéndose en un artista de su tiempo que ha sabido fusionar en su obra distintas dimensiones de la creación contemporánea, dejándose influenciar por otras artes que le han permitido abrir vías expresivas, visuales, escénicas, lumínicas, informáticas y temporales que hacen de su obra la obra total, donde desde la macroforma hasta las mínimas figuras rítmicas o expresivas crean un contrapunto de dimensiones múltiples que permiten al espectador navegar y perderse en un universo de emociones no solo sonoras.
La singularidad de Apherghis reside en la utilización de una lógica no lineal, de un pensamiento rizomático (Deleuze y Guattari); es decir, en la aplicación de un modelo compositivo en el que la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación jerárquica, sino que cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro, tanto en la concepción como en la evolución y transformación de otros elementos de la estructura sin importar su posición recíproca. La ausencia de centro del rizoma es una característica de particular interés en la filosofía de la ciencia y de la sociedad, la semiótica y la teoría de la comunicación contemporáneas que Aperghis extiende también a la música.
En este sentido podemos citar el planteamiento de ‘L’origine des especes’ (1993), donde el proceso creativo y formal responde a la evolución y recorrido de la vida desde los protozoos hasta el hombre. El tratamiento y modificación de fonemas es una de sus principales preocupaciones. ‘Six tourbillons’ (1989) o ‘Machinations’ (2000) son obras representativas de su interés en mostrar y modificar el contenido expresivo de cada fonema, tocando los orígenes del lenGuaje en conexión con las emociones y gestualidad, llegando a las fronteras de su transformación, virtuosismo y combinatoria, tanto por la fragmentación y reorganización del texto como por la modificación de su sentido.
Esta metamorfosis llega a sus límites en Machinations, donde la intervención de la CAO (composición asistida por ordenador) le permite aplicar la síntesis granular a la voz a través de muestras numéricas de esta, gracias, por así decir, a una metafórica microcirugía vocal, al combinar y densificar al infinito minúsculas partículas de consonantes, vocales, gemidos, gritos… junto a las propias consonantes, vocales, fonemas, palabras y frases que reunidas crean una bella y amplia politemporalidad vocal.
En Aperghis la musicalización de las otras disciplinas, menos abstractas que la música (teatro, imagen, espacio escénico…), se realiza a través de un lenguaje musical preciso: no se trata de una simple puesta en escena teatral, sino de una partitura puesta en escena gracias a movimientos, acciones, gestos, densidades, etc., escritos con extrema precisión rítmica en el tiempo y en el espacio que transforman la percepción de lo que llamamos concierto.Esta forma de concebir su obra contribuye a una re-novación de la interpretación, de la escucha y de la producción del espectáculo que permite evolucionar a cada uno de estos actores en sus correspondientes papeles.