El ecólogo finlandés fallecido Ilkka Hanski, de la Universidad de Helsinki, ha obtenido el galardón por abrir un área de la ecología que explica cómo sobreviven las especies en hábitats fragmentados y permite cuantificar el umbral de extinción.
El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ecología y Biología de la Conservación, en su octava edición, ha sido concedido a Ilkka Hanski por su extraordinaria contribución a la ciencia de la persistencia de las especies en paisajes fragmentados. El profesor Hanski ha establecido el campo de la biología de metapoblaciones, en que una metapoblación se define como un conjunto de poblaciones de la misma especie separadas en el espacio y vinculadas mediante procesos de dispersión.
Sus aportaciones únicas permiten comprender la dinámica de las poblaciones como un equilibrio entre los procesos de extinción y colonización entre distintos fragmentos de hábitat. Basándose en sus exquisitos estudios de campo a largo plazo, en especial de las poblaciones finlandesas de mariposas doncella punteada (‘Melitaea cinxia’) y en su revolucionaria teoría de la dinámica de metapoblaciones, construyó una firme base para predecir el punto en el que la pérdida de hábitat conduce a la extinción de una metapoblación.
El concepto de metapoblación se ha generalizado para predecir la viabilidad de poblaciones de múltiples especies y hábitats, convirtiéndose rápidamente en una noción fundamental para la moderna ecología y biología de la conservación. El impacto de la obra del profesor Hanski crece a medida que los hábitats se fragmentan más y más por influencias antropogénicas.
BIOGRAFÍA
Ilkka Hanski (Helsinki, Finlandia; 1953-2016) empezó a interesarse por la distribución de las poblaciones a finales de los años setenta, siendo estudiante de doctorado en la Universidad de Oxford (Reino Unido). A finales de los años ochenta, ya de vuelta en Finlandia, comenzó los prolongados trabajos de campo con la mariposa doncella punteada (Melitaea cinxia). Fue una visita a Finlandia de Paul Ehrlich, entomólogo de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en su sexta edición, lo que sirvió de inspiración a Hanski, que además había sido durante su infancia un ávido coleccionista de mariposas.
Hanski lideró la creación de una nueva disciplina: la biología de metapoblaciones, que permite entender cómo una especie persiste en una región fragmentada gracias al equilibrio entre extinción y colonización de sus diferentes fragmentos de hábitat. En 1991 comenzó un estudio a largo plazo y gran escala con la mariposa doncella punteada (‘Melitaea cinxia’). Recaba datos de decenas de miles de mariposas repartidas en unas 4.000 praderas en las islas de Åland (mar Báltico). Este proyecto se ha convertido en el sistema empírico emblemático y de referencia para el estudio de las metapoblaciones.
En 1999 publicó la obra de referencia en la disciplina cuya creación lideró, ‘Metapopulation Ecology’. Los modelos de Hanski se han utilizado para predecir la dinámica de las poblaciones y diseñar intervenciones en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Suecia, España y otros países europeos. Entre las especies que se han beneficiado figuran insectos, aves, anfibios, primates, jaguares, leones marinos y numerosas especies de plantas amenazadas.
Hanski falleció en 2016, antes de tener la oportunidad de recoger el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento.
CONTRIBUCIÓN
Discurso
Ecología y Biología de la Conservación VIII edición
Palabras de agradecimiento
Eeva Furmann, viuda de Ilkka Hanski
Ilkka Hanski era un ávido coleccionista de mariposas ya desde niño. A los once años dio con un ejemplar de una especie considerada extinta en Finlandia, y un profesor de la Universidad de Helsinki experto en esa especie le envió personalmente una de sus publicaciones científicas. El detalle tuvo una enorme influencia en el joven entomólogo, que no solo siguió cultivando su afición, sino que con el tiempo y con su investigación logró encontrar estrategias para que las mariposas y otras muchas especies sobrevivan a su mayor amenaza: la fragmentación y pérdida del hábitat.
Hanski, catedrático de Zoología de la Universidad de Helsinki, citaba en sus charlas al también Premio Fronteras del ConocimientoEdward O. Wilson cuando afirmaba que el mayor peligro para la humanidad hoy es la pérdida de biodiversidad: de otros problemas es posible recuperarse, dicen Hanski y Wilson, pero la evolución necesita millones de años para enriquecer el planeta en variedad de vida. “Y estamos perdiendo biodiversidad muy rápidamente”, alertaba Hanski.
Daba una cifra: hoy se extingue el uno por ciento de las especies de animales y plantas por siglo. ¿Parece poco? Solo si se desconoce que antes de la influencia humana las especies se extinguían mil veces más despacio. Y más alarmante aún es que el ritmo de extinción sigue acelerándose. Hanski estimaba que como mínimo hacia 2050 se habrá multiplicado por diez. La primera causa de extinción es la pérdida de hábitat provocada por fenómenos como el cambio climático, la deforestación y la urbanización. De ahí la importancia del trabajo de Hanski, que analizó la relación entre la distribución espacial de una especie y su supervivencia. Más en concreto, estudió qué características deben tener las distintas poblaciones de una especie para evitar la extinción, o a la inversa: qué factores poblacionales ponen en riesgo a la especie.
Hanski desarrolló modelos matemáticos que, partiendo de datos como el número, tamaño y grado de conectividad de las poblaciones de una especie, llegan a predecir la viabilidad de la misma. Así por ejemplo, la conectividad es un parámetro esencial porque determina el que una población pueda colonizar otra y reforzar sus efectivos. Los estudios con mariposas de Hanski mostraron que, cuando las poblaciones quedan demasiado aisladas, la endogamia promueve mutaciones que afectan a la capacidad de vuelo de los insectos y la supervivencia de la especie a largo plazo se reduce. Los modelos de Hanski son hoy esenciales para orientar sobre la eficacia de las actuaciones dirigidas a preservar la biodiversidad.
Se aplican al diseño de áreas protegidas, a la creación de corredores biológicos o a los estudios de impacto ambiental de grandes infraestructuras. También informan sobre el máximo grado de fragmentación en el hábitat que tolera cada especie, un umbral que cuando es superado lleva a la extinción. Previsiblemente el impacto de estos trabajos seguirá creciendo “a medida que los hábitats se fragmentan más y más por influencias antropogénicas”, afirmaba el acta del jurado.
El nombre del área académica desarrollada por Hanski es ecología de metapoblaciones, un concepto referido a la red de poblaciones que integra cada especie. Y aunque el estudio de las metapoblaciones es muy útil, como se ha visto, para paliar la extinción en hábitats fragmentados artificialmente, las metapoblaciones en sí son un fenómeno del todo natural. Lo explicaba el propio Hanski: “En la naturaleza muchos hábitats no son homogéneos, sino que están parcelados, fragmentados, y en esas situaciones las especies se distribuyen en metapoblaciones. Es importante entender las redes de metapoblaciones, porque la acción humana aumenta la fragmentación”.
Ilkka Hanski se doctoró en la Universidad de Oxford (Reino Unido) a finales de los años setenta, se interesó por el grado de aislamiento de las poblaciones en el medio. Observaba en concreto escarabajos peloteros, y le intrigaba que cada bosta de vaca funcionara como una isla de biodiversidad habitada por unas especies y no otras. Empezó a utilizar modelos matemáticos para descifrar las variables del éxito o fracaso de cada especie.
De vuelta en Finlandia inició lo que el acta llama “exquisitos trabajos de campo de larga duración”. Inspirado por una visita dePaul Ehrlich, entomólogo de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y también premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, Hanski escogió como organismo modelo la mariposa doncella punteada (‘Melitaea cinxia’), y estableció como área experimental una región en las Islas Åland, en el Báltico, cuyos miles de prados secos conforman el perfecto hábitat fragmentado donde vive este insecto. Desde principios de los años noventa el mismo Hansky y sus estudiantes censaban anualmente las mariposas en cada prado, recopilando los datos que sustentan sus modelos, una combinación de trabajo teórico y de campo que ha sido especialmente valorada por el jurado.
Los principios conceptuales de la biología de metapoblaciones se han extrapolado a otras disciplinas. El propio Hanski desarrolló una teoría que relaciona el grado de biodiversidad en el entorno de cada persona con su microbioma y con su sistema inmune. El incremento en las enfermedades de tipo alérgico puede tener que ver, sugiere este ecólogo, con la pérdida de biodiversidad, porque “al fin y al cabo —decía Hanski— las personas somos hábitats fragmentados para nuestro microbioma”.
Ilkka Hanski falleció el 10 de mayo de 2015 a los 63 años. Antes de morir quiso grabar su discurso de aceptación de este premio, que comenzaba así: “Nosotros los biólogos no siempre apreciamos lo afortunados que somos al participar en el estudio del fenómeno que hace único a nuestro planeta: la vida”.
Discurso de Jukka Kola, rector de la Universidad de Helsinki