BIOGRAFÍA
John Hartwig (Elmhurst, Illinois, Estados Unidos, 1964) se licenció en Química en 1986 en la Universidad de Princeton (Estados Unidos) y se doctoró en 1990 en la Universidad de California, Berkeley (Estados Unidos). Ese mismo año comenzó un fellowship posdoctoral en la Sociedad Americana del Cáncer en el Instituto Tecnológico de Massachusetts hasta 1992, cuando empezó a trabajar en la Universidad de Yale New Haven (Estados Unidos), donde ejerció como profesor adjunto, profesor asociado y, posteriormente, catedrático de Química hasta 2004, año en el que fue nombrado titular de la cátedra Irénée DuPont de Química. En 2006, se trasladó a la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (Estados Unidos), donde fue nombrado titular de la cátedra Kenneth L. Rinehart Jr. de Química hasta 2011. Desde entonces, Hartwig ocupa la cátedra Henry Rapoport de Química en la Universidad de California, Berkeley (Estados Unidos). Ha publicado más de 400 artículos, ha sido citado en más de 98.000 ocasiones, es autor de más de 20 patentes y en 2010 publicó el libro Organotransition Metal Chemistry – From Bonding to Catalysis.
CONTRIBUCIÓN
Catalizadores para fabricar medicamentos contra el cáncer, el VIH y la hepatitis
Los catalizadores basados en metales que ha desarrollado John Hartwig han resultado fundamentales en la fabricación de medicamentos contra numerosas enfermedades, desde la leucemia hasta el VIH o la depresión. Su trabajo se ha centrado en la catálisis homogénea, en la que tanto el catalizador como las moléculas que experimentan la reacción química se encuentran en fase líquida, disueltos en una solución. Esto permite que las reacciones ocurran a temperaturas relativamente bajas, y que tengan lugar en posiciones muy precisas dentro de la molécula. “Hay toda una serie de medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) para enfermedades como la hepatitis C, el VIH, la depresión, la psoriasis y la leucemia, que se fabrican gracias a la disponibilidad de moléculas creadas con las reacciones que hemos desarrollado en mi laboratorio”, afirma el galardonado.
En concreto, Hartwig ha centrado gran parte de su investigación en crear los llamados catalizadores organometálicos, formados por moléculas que contienen tanto un fragmento orgánico con carbono como un metal de transición, como el platino. Es precisamente el enlace entre el carbono y el metal el que facilita las reacciones químicas al proveer una plataforma sobre la que estas ocurren.
Además, el galardonado ha modificado ciertas enzimas —que dentro de los organismos biológicos juegan el papel de los catalizadores— cambiando el metal que ocurre naturalmente por otro, de manera que su reactividad se ve modificada. Recientemente Hartwig ha logrado introducir estas “enzimas biónicas” dentro de un microorganismo que se encarga también de fabricar los compuestos que deben reaccionar con la enzima. Es decir, la reacción química ocurre dentro de las células, logrando crear productos artificiales a través de procesos biosintéticos.
Entre las reacciones que más se han beneficiado del trabajo de Hartwig se encuentran las que ocurren en el lugar donde se dividen los enlaces carbono-hidrógeno. “Son enlaces muy fuertes y con una reactividad muy baja”, explica el galardonado, que ha desarrollado catalizadores para facilitar la división de ese enlace de forma que aloje la reacción química deseada. Estos catalizadores han posibilitado la fabricación de un compuesto clave en un medicamento contra el cáncer, y dos compuestos que se emplean para tratar el VIH. “Es muy emocionante ver todo el proceso, desde un descubrimiento tan fundamental como el de dividir un enlace carbono-hidrógeno hasta lograr reacciones a gran escala, con miles de kilos de moléculas”, apunta el investigador.
Otro de sus logros más señalados es la formación del enlace carbono-nitrógeno, “una reacción que no puede ocurrir si no hay un catalizador presente”, según expone el galardonado. El catalizador que desarrolló junto con su equipo para crear este enlace ha dado lugar a medicamentos contra la depresión, el VIH y la hepatitis C.
En el periodo más cercano, investiga los polímeros que forman los plásticos que utilizamos cotidianamente, tratando de deconstruir sus enlaces para aislar sus componentes y poder crear nuevos plásticos con ellos. “Ahora mismo el plástico se recicla de manera mecánica, pero este método abre la puerta al reciclaje químico, que nos permitirá encontrar soluciones para gestionar la gran cantidad de residuos de plástico que generamos”, aventura.