BIOGRAFÍA
MÁS SOBRE
Kaija SaariahoKaija Saariaho (Helsinki, 1952 – París 2023) estudió en la Academia Sibelius con Paavo Heininen. Allí fundó, con Magnus Lindberg y otros, el grupo ‘Ears Open’. Completó su formación en Friburgo con Brian Ferneyhough y Klaus Huber, en los Cursos de Verano de Darmstadt.
Sus trabajos en el IRCAM (París), a partir de 1982, y su estudio de los compositores espectralistas franceses hacen de la electrónica y el sonido generado por ordenador un ingrediente constante de su música. Obras como Lichtbogen (1986) y su cuarteto de cuerda Nymphea (1987) reflejan bien su capacidad de abrir nuevas posibilidades al trabajo conjunto de instrumentos acústicos y tecnología informática mediante la combinación de músicos y electrónica en vivo.
Desde el comienzo de su carrera compositiva en los años 80, mostró un constante interés por el color y la textura, como se aprecia en el díptico Du Cristal (1989) …á la Fumée (1990) o en Orion (2002), para gran orquesta. Perfeccionó su capacidad de escucha profunda mediante la investigación en psicoacústica, espectro del sonido y percepcion musical.
El año 2000 marcó su incursión en la ópera. L’Amour de loin, sobre el trovador del siglo XII Jaufré Rudel, fue un éxito inmediato de público. También marcó su colaboración con el escritor Amin Maalouf, que firmó este libreto y el de sus dos siguientes óperas: Adriana Mater (2006), sobre el conflicto de los Balcanes, y Émilie (2010), sobre Émilie du Châtelet, matemática, física y la primera mujer que adquirió una reputación científica internacional.
En junio de 2023 falleció a los 70 años, dos años después de estrenar su última ópera, Innocence.
CONTRIBUCIÓN
El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea se concedió en su décima edición a la compositora finlandesa Kaija Saariaho por “una contribución a la música contemporánea que es extraordinaria en su individualidad, amplitud y alcance”. El jurado destacó que, desde sus primeros trabajos, Saariaho mostró “un entrelazado perfecto entre los mundos de la música acústica y la tecnología”, algo que ella misma –poco después de conocer la noticia del galardón– aseguró que le llegó de una manera muy natural: durante sus primeros años de estudio, en la Academia Sibelius de Helsinki, estaba descontenta con la acústica de los lugares a los que acudía a escuchar música en vivo. De ese modo, se comenzó a preguntar si podría modificar características como el volumen de los instrumentos, lo que le llevó a grabarlos, procesarlos y, posteriormente, reproducirlos.
En 1982 se trasladó a París para continuar su formación y eligió para ello el Instituto de Investigación y Coordinación Acústica y Musical (IRCAM por sus siglas en francés), donde conoció a los principales compositores del espectralismo. Sus técnicas de descomposición del sonido dejaron una clara y reconocible impronta en las composiciones de Saariaho, en forma de arreglos electrónicos y sonidos generados por ordenador. La combinación entre elementos sonoros sintéticos, instrumentación clásica y determinados fenómenos de la naturaleza dieron lugar a algunas de sus primeras obras, como es el caso de Lichtbogen (1986), cuya fuente de inspiración es la aurora boreal. “Sin duda mis orígenes en Finlandia me han hecho muy sensible a la naturaleza -explicaba- y esto tiene mucho que ver con la acústica: cuando vas a un bosque después de que llueva, la acústica es muy diferente porque las hojas están mojadas, y esto crea muchas reverberaciones, hasta el punto de que el bosque es como una iglesia. Lo mismo ocurre con la nieve, que crea un silencio muy particular. Todas estas experiencias de mi infancia sin duda han inspirado mi música”.
Saariaho también reconocía la influencia de la tecnología y la electrónica en su obra en la medida en que le ha permitido avanzar en la dirección que le interesaba, pero no como el elemento principal: “Mi objetivo -decía- es siempre que no se perciba la frontera del componente electrónico en mi música, sino que sencillamente forme parte de la orquestación y se integre en ella. Cuando hay un sonido que no puedo lograr con los instrumentos naturales, entonces recurro al ordenador para completar mi idea musical con tecnología”.
Según el acta del jurado, la música de Saariaho tiene “una calidad única que es casi tan visual como sonora”, en la que la imaginación juega un papel primordial. Tal y como ella misma relata, “amo la música desde siempre, desde que tengo memoria. Mi madre me contó que por las noches, cuando me acostaba, empezaba a imaginar que escuchaba música hasta el punto de que no me podía dormir, y por eso yo le pedía que ‘apagara la almohada’. La música siempre ha estado en mi mente y mi imaginación”.
Éxito mundial de su primera ópera
En un principio, Saariaho consideró que su música no era lo suficientemente dramática como para componer ópera, pero la idea empezó a surgir en su mente. Una representación de San Francisco de Asís, de Olivier Messiaen, producida por Peter Sellars en el Festival de Salzburgo, le animó definitivamente y fue “el impulso” para iniciarse en el género operístico. “Fue un proceso muy largo –explicaba Saariaho– que tardó ocho años en total. Yo no sabía inicialmente quién podría estar interesado en mi ópera ni si podría realizarse. Pero finalmente sentí esa necesidad, quería escribir mi propia ópera. Y poco a poco fueron llegando todos los medios para hacerla posible”.
En el año 2000, el mismo Festival de Salzburgo fue testigo del estreno mundial de su primera ópera, L’Amour de loin –con libreto del escritor libanés Amin Maalouf– que obtuvo un éxito que, según el jurado, situó a Saariaho en la vanguardia de un mundo en el que tradicionalmente las mujeres habían estado muy poco representadas. “Sin duda –aseguró al ser preguntada si ser mujer le supuso un esfuerzo superior– fue un obstáculo cuando era una joven mujer empezando a intentar formarme como compositora, y lo sigue siendo para muchas jóvenes hoy. Pero ahora, una vez que he conseguido que mi música tenga éxito, ya no creo que sea un problema”.
Tras L’Amour de loin estrenó cuatro óperas más, Adriana Mater (2006), Émilie (2010) y Only the Sound Remains (2015) e Innocence (2021). En todas ellas abordó temas que consideraba “importantes” para todos los seres humanos. “El amor es uno de ellos -resaltaba- y también la muerte. Ambos son grandes misterios que forman parte de nuestras vidas”.
Saariaho destacó por su versatilidad y capacidad para cambiar de género: ha escrito música para solista, de cámara, obras orquestales, óperas, oratorios, música vocal, música incidental y música electroacústica. Sus cinco óperas, así como el resto de su repertorio tanto de cámara como sinfónico, las conoce bien el director de orquesta Ernest Martínez Izquierdo, que colaboró más de 25 años con la compositora finlandesa y dirigió toda su obra. De ella destacaba, tras la concesión del Premio Fronteras del Conocimiento, cómo en un mundo profesional eminentemente masculino, logró abrirse camino.
Martínez Izquierdo explicaba que la música de Saariaho es difícil de interpretar, “pero no porque la partitura sea muy compleja como puede ocurrir en compositores como Boulez, sino porque exige comprender su poética musical. Su música, por encima de las notas, es color y para interpretarla hay que saber sacar ese color de los sonidos. Trata a la orquesta desde la electrónica, y le arranca efectos y sonidos propios de ella, y lo fusiona con la electrónica propiamente dicha. El resultado es que ambos sonidos se funden de tal forma que es difícil distinguirlos”.
Sin embargo, añadía que a la hora de componer ella siempre pensaba en el intérprete y era muy fiel a los intérpretes con los que trabajaba, dejándoles unos grados de libertad poco habituales y permitiéndoles participar del proceso creativo. Quizá, esa libertad esté relacionada con la importancia que Saariaho le daba a la creatividad, el elemento que, a su juicio, unía la ciencia y la cultura: “Todas las grandes invenciones nacen de mentes creativas, así que está claro que hay muchos puntos de encuentro entre ambos mundos. Por eso yo sigo con mucha atención los avances científicos, y por supuesto, en mi caso tengo un especial interés en la acústica”.