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Discurso de aceptación
Partha Dasgupta
Partha Dasgupta (Dhaka, Bangladés –anteriormente territorio de India–, 1942) se licenció en Física por la Universidad de Delhi (India) en 1962 y en Matemáticas por la Universidad de Cambridge (Reino Unido) en 1965. En 1968 se doctoró en Economía por la Universidad de Cambridge y ese mismo año se incorporó al Trinity Hall de la misma universidad británica como investigador. En la actualidad es titular emérito de la Cátedra Frank Ramsey de Economía en la Universidad de Cambridge y fellow de St John’s College de la misma universidad. Entre 1978 y 1984 enseñó economía en la London School of Economics (Reino Unido) y entre 1989 y 1992 en la Universidad de Stanford (Estados Unidos), donde también dirigió el programa de Ética y Sociedad, antes de regresar a Cambridge en 1994. Entre 2007 y 2013 fue titular de la cátedra Andrew D. White en la Universidad de Cornell (Estados Unidos).
Desde 1989 es miembro de la British Academy y desde 2004 de la Royal Society (Reino Unido). También forma parte de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias y de la Real Academia de las Ciencias de Suecia. En 2022 fue nombrado “Campeón de la Tierra” por Naciones Unidas –el primer economista en recibir esta distinción–, el máximo galardón ambiental de la organización. El 2023 fue nombrado Caballero de la Gran Cruz del Imperio Británico por “sus servicios a la economía y al medio ambiente”.
En sus primeras investigaciones en la década de los setenta, Partha Dasgupta se preguntaba si se podían sustituir los recursos agotables, limitados, por otros bienes. En el artículo junto a Geoffrey Heal, ‘The Optimal Depletion of Exhaustible Resources’, publicado en Review of Economic Studies en 1974, llegaron a la conclusión de que esa sustitución no era posible y que una economía debería conservar y repartir los recursos naturales a lo largo del tiempo, ya que el capital generado por la explotación de los bienes naturales no podía reponer el stock ni siquiera en términos contables, mucho menos en términos materiales.
Dasgupta considera que la economía se ha dejado influir demasiado por la idea de que se puede resolver la escasez sustituyendo un bien por otro, algo que ha funcionado muy bien en la producción industrial pero que encuentra sus límites cuando se alteran los procesos. Para él, ese concepto de proceso, o sistema, es la clave para medir la riqueza y preservar el entorno natural, ya que sin los procesos no existirían los bienes.
El galardonado ha incidido en que los indicadores tradicionales como el PIB no son capaces de dar una medida real del valor que tiene una economía, ya que no tienen en cuenta las variaciones que esa riqueza presenta a lo largo del tiempo, en todos sus bienes y servicios. Al igual que las empresas tienen balances, además de la contabilidad de pérdidas y ganancias, Dasgupta defiende que deberíamos tener balances que incluyeran la evolución de la naturaleza y del capital natural, y no sólo las fábricas, las personas formadas, las máquinas, etc., que ya figuran en las estadísticas nacionales.
La segunda razón que esgrime Dasgupta para desechar el PIB como un indicador válido es que no incluye la depreciación del capital (al ser Producto Interior Bruto, bruto significa que la depreciación no se resta), lo que significa que se podrían estar dando (y de hecho es muy probable que eso esté ocurriendo actualmente) altas tasas de crecimiento del PIB mientras en realidad se está degradando la naturaleza. El premiado considera que esto es peligroso sobre todo de cara al cambio climático, ya que el PIB no refleja la concentración de gases invernadero en la atmósfera. Por lo tanto, Dasgupta propone que en las mediciones sobre la riqueza se incluya la naturaleza –es decir, los ecosistemas que se están utilizando– como parte de esa riqueza. Así, el premiado aboga por una noción de desarrollo sostenible que signifique que su noción inclusiva de riqueza aumente con el tiempo, en lugar de disminuir.