BIOGRAFÍA
Svetlana Mojsov (Skopie, Macedonia del Norte, 1947), de nacionalidad estadounidense, se licenció en Química Física en la Universidad de Belgrado (Serbia) en 1971 y se doctoró en Bioquímica en 1978 en la Universidad Rockefeller (Nueva York, Estados Unidos). Tras realizar investigación postdoctoral en esta institución, en 1983 se incorporó al Hospital General de Massachusetts, donde trabajó en la Unidad Endocrina, fue assistant en Bioquímica y hasta 1990 dirigió la Unidad de Síntesis de Péptidos Howard Hughes Medical Institute. Durante ese periodo fue, asimismo, Instructor in Medicine en la Facultad de Medicina de Harvard. En 1990 regresó a la Universidad Rockefeller, donde desde 2002 es Research Associate Professor. Su investigación se ha traducido en cinco patentes, cuatro de las cuales obtuvo tras enmendar el Hospital General de Massachusetts un registro inicial que no había reconocido la contribución de Mojsov.
CONTRIBUCIÓN
En los años 80 del siglo XX, un grupo de científicos del Hospital General de Massachusetts, en Boston, se propuso entender el papel de unas hormonas recién descubiertas, llamadas péptidos similares al glucagón. Cuando Joel Habener logró clonar el gen que codificaba estas hormonas, Svetlana Mojsov, que trabajaba en otro laboratorio del mismo hospital, estudió sus propiedades químicas para tratar de averiguar qué formas podrían tener actividad biológica en los seres vivos. Mojsov logró identificar y sintetizar en el laboratorio una de ellas, el péptido GLP-1, y demostró que, en pequeñas cantidades, estimulaba la producción de insulina en el páncreas de las ratas. Más adelante, observó también que el GLP-1 disminuía el nivel de glucosa en la sangre de individuos con diabetes.
Estos descubrimientos sentaron así las bases para el desarrollo de nuevos medicamentos para la diabetes tipo 2 y la obesidad, medicamentos que han supuesto un avance trascendental en el tratamiento de estas dos enfermedades. En el caso de la diabetes tipo 2, ya existían algunos medicamentos, pero, gracias al hecho de que el GLP-1 solo estimula la producción de insulina cuando el nivel de azúcar es elevado, los nuevos tratamientos conllevan un riesgo mucho menor de que este nivel descienda por debajo del límite seguro.
Además, la mayoría de los medicamentos anteriores provocaban un aumento de peso en los pacientes de diabetes, que tenía un impacto negativo sobre su enfermedad. Con el GLP-1, no solo desparece este efecto secundario sino que el propio medicamento ayuda a los pacientes a perder peso y el pronóstico de la enfermedad mejora por partida doble.
En cuanto a la obesidad, por primera vez se han logrado reducciones de hasta el 20% en la masa corporal. Por otra parte, en los últimos años se está observando que estos nuevos medicamentos reducen también el riesgo de las posibles complicaciones asociadas a la diabetes tipo 2 y a la obesidad. Además, se está evaluando el uso de medicamentos análogos al GLP-1 para tratar trastornos neurológicos y de adicción.