Thomas Kailath (Pune, India; 1935) es Hitachi America Professor of Engineering (emeritus), del Laboratorio de Sistemas de Información, Departamento de Ingeniería Eléctrica, en la Universidad de Stanford (Estados Unidos).
Obtuvo su doctorado en Ingeniería Eléctrica en 1961 por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En 1963, fue nombrado profesor asociado de esta especialidad por la Universidad de Stanford, a la que ha permanecido vinculado desde entonces. Ascendió a catedrático en 1968, y en 1988 fue el primer titular de la cátedra Hitachi America. También ha ocupado cargos en diferentes instituciones por breves periodos de tiempo: Universidad de Berkeley, el Instituto Indio de Estadística, Bell Labs, el Instituto Indio de Ciencia, la Universidad de Cambridge (Reino Unido), el Imperial College (Reino Unido) o la Universidad Técnica de Munich (Alemania). Obtuvo la nacionalidad estadounidense en 1976.
Kailath es autor de cerca de 400 publicaciones en revistas especializadas, así como de varios libros de texto considerados de referencia, como ‘Linear Systems’ (1980) y ‘Linear Estimation’ (2000).
Entre otros reconocimientos, en 2014 recibió la Medalla Nacional de Ciencia de Estados Unidos. También ha obtenido la Medalla de Honor del Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (IEEE, por sus siglas en inglés) (2007), el Premio Shannon de la Sociedad de la Teoría de la Información del IEEE. En Estados Unidos, es miembro de la Academia Nacional de Ingeniería, la Academia Nacional de Ciencias y la Academia Americana de las Artes y las Ciencias. También forma parte, entre otras, de la Royal Society de Londres (Reino Unido), la Real Academia de Ingeniería de España y la Academia Mundial de Ciencias.
Discurso
Tecnologías de la Información y Comunicación, II edición
Cada nuevo dispositivo resulta de un viaje de las ecuaciones a la industria, un viaje con estaciones, ideas y por lo general muchos protagonistas. Muy raramente ocurre que una misma persona esté en todas las etapas. Ese es, sin embargo, el caso de Thomas Kailath. Las aportaciones de Kailath, profesor emérito de la cátedra de Ingeniería Hitachi America de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), comienzan con un avance teórico importante en sí mismo y acaban, muy a menudo, dando lugar a una nueva compañía. Un posible lema: del folio de ecuaciones al hogar. Al salón, sin ir más lejos: Kailath ha hecho posible que el ordenador sea así de potente, y también que pueda conectarse a Internet sin cables, con las redes inalámbricas. En palabras del jurado del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2009, Kailath “ha transformado las tecnologías de la información y la comunicación que permean la vida cotidiana”.
La historia de este investigador incluye otro viaje poco común. El suyo personal
Kailath llegó al Massachusetts Institute of Technology (MIT), con veintidós años, tras una larga travesía en barco desde Bombay pasando por Southampton y Londres, financiada con un crédito –facilitado por el jefe de su padre, para el que el propio Kailath había trabajado clasificando semillas–. Una beca de investigación lo convirtió en el primer estudiante indio del MIT, y de paso en la demostración de que lo aparentemente improbable también ocurre.
“Nunca se me había pasado por la cabeza la posibilidad de estudiar fuera, parecía un sueño imposible”, cuenta Kailath. “Provengo de una familia bastante humilde […]. Mi padre fue el primero de varias generaciones en ir a la universidad; mi madre se casó cuando aún estaba en el instituto […]. El único camino hacia un futuro mejor para nosotros, como para muchos otros en India, estaba en la educación. Cuando acabé secundaria en 1951 hacía apenas cuatro años que el país se había independizado y no había industria, hasta los lápices se importaban. La esperanza para los jóvenes era sacar oposiciones”. Así que tras graduarse en la Escuela de Ingeniería de Pune, Kailath decidió opositar a la radio pública. Pero intervino “la casualidad”, dice él mismo. El padre de uno de sus amigos, formado en Estados Unidos, le animó a continuar su educación en centros estadounidenses y llevó su solicitud. Kailath, mientras, escribía además a Harvard. El “sueño imposible” dejó de serlo tanto: fue aceptado en ambos centros. Escogió el MIT.
¿Y la elección de área de trabajo? ¿Por qué las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)? No por un amor incondicional a las Matemáticas. En primaria Kailath se agachaba tras los compañeros para que su profesor de Matemáticas no le llamara: aprobó memorizando las soluciones –más tarde viviría como “una revelación” los métodos pedagógicos del MIT, basados en “pensar y entender”–. Pero la Geometría cautivó a Kailath, que empezó a dedicarle su tiempo libre por pura diversión. Ya en la universidad, Kailath escogió su futura área de trabajo leyendo un artículo de divulgación, “Teoría de la información”, de Claude Shannon, en la revista ‘Popular Science’. Era 1950, y la transmisión de señales de televisión era una de las tecnologías emergentes.
Sus primeros años en Estados Unidos “pusieron los cimientos de toda mi carrera”, prosigue Kailath. Su primera publicación, mientras hacía su tesis doctoral, obtuvo más impacto del que él mismo esperaba y le puso en contacto con algunos de los principales investigadores en el área. “Afortunadamente”, dice Kailath, rechazó ofertas de varias compañías –que le hubieran permitido pagar el crédito de su viaje– para seguir con su tesis. Finalmente en 1963, apenas dieciocho meses después de obtener el doctorado, Kailath entra en la Universidad de Stanford como profesor. Era, con la revolución de las TIC ya en fase embrionaria, “una época muy interesante”, describe Kailath. Al frente de Stanford estaba Fred Sterman, considerado “padre” de Silicon Valley.
Comienza así una carrera investigadora en la que aproximadamente cada década Kailath deja su sello en un área distinta. En los años sesenta se dedicó a las comunicaciones; en los setenta, a la teoría del control; en los ochenta, a la detección de señales por parte de antenas instaladas de forma distribuida –la situación de la telefonía móvil–. También a su desarrollo más conocido: la miniaturización de los circuitos integrados, los chips. Esto último contribuyó a su salto, en la década de los noventa, al problema del manufacturado de semiconductores.
Sus investigaciones sobre la transmisión de señales inalámbricas llevaron al desarrollo de un nuevo sistema de antenas hoy usado, por ejemplo, en la tecnología wi-fi. Su trabajo también ha sido clave para el desarrollo del estándar de telefonía móvil GSM. En cuanto a la miniaturización de los chips, la aportación de Kailath ha permitido fabricar circuitos integrados con componentes de dimensiones menores que la propia onda de luz usada para construirlos, el equivalente a trazar una línea más fina que la punta del lápiz empleado. Y esto en un momento en que el límite de miniaturización de los chips parecía cercano e insalvable.
Kailath hizo posible continuar con la tendencia, enunciada por la llamada Ley de Moore, de que periódicamente se duplica el número de transistores en un circuito integrado. “Entonces se creía que las características más pequeñas que se podían grabar en un chip eran de cien nanómetros [un nanómetro es una millonésima de milímetro]. Ahora el límite está en treinta y dos nanómetros. Fue una sensación muy agradable, muy satisfactoria, la de haber sido el primero en contribuir a hacerlo”.