Wallace S. Broecker (Chicago, Estados Unidos; 1931-2019) se doctoró en Geología en 1958 por la Universidad de Columbia, y estuvo vinculado a esta universidad desde entonces. Fue titular de la Cátedra Newberry de Geología en el Departamento de Ciencias Ambientales y de la Tierra de esta institución, investigador en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty y miembro del comité académico del Instituto de la Tierra, todos ellos pertenecientes a la Universidad de Columbia.
Entre otros reconocimientos a sus contribuciones a la ciencia del cambio climático, se encuentran el Premio Vetlesen (1987), la Medalla Nacional de Ciencia del gobierno de Estados Unidos (1996) y el Tyler Prize for Environmental Achievement (2002) y el Premio Crafoord (2006). Es autor de 11 libros y más de 500 artículos científicos. En uno de ellos acuñó la expresión “calentamiento global” (“Climate Change: Are we on the Brink of a Pronounced Global Warming?”, ‘Science’, 1975).
Fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, la American Geophysical Union, la European Geophysical Union y la Royal Society del Reino Unido.
Discurso
Cambio Climático, I Edición
“A lo largo de estos años en ciencia he aprendido que, cuando tienes una idea, a veces es como cuando hay mucha niebla y crees ver algo que se te acerca: tienes una idea vaga de lo que es, pero no puedes describirlo con mucho detalle.” Wallace Broecker describe así su pensamiento en la época en que realizó una de las predicciones más asombrosas, por lo clarividente y acertado, de la ciencia moderna. En 1975, un año antes de que se hubiera detectado síntoma alguno de cambio climático en el Planeta, Broecker alertó en un artículo publicado en la prestigiosa revista científica ‘Science’ sobre un próximo calentamiento de la Tierra. Tituló su trabajo “Cambio Climático: ¿Estamos al borde de un calentamiento global pronunciado?”, y se convirtió así en el primero en acuñar un término que acabaría teniendo una trascendencia científica, social, económica y política entonces difícil de imaginar: calentamiento global.
“Por esa época lo que me preocupaba era averiguar por qué no estábamos notando el calentamiento”
TUITEAR
Esa predicción de Broecker esconde lo mismo que las soluciones a muchos buenos misterios científicos: curiosidad, observación de la información disponible, posiblemente intuición… y una pregunta bien formulada. “Por esa época lo que me preocupaba era averiguar por qué no estábamos notando el calentamiento, si todos los modelos concluían que debía haberlo dado el aumento de concentración de dióxido de carbono (CO
2) en la atmósfera.
Llevábamos tres décadas prácticamente sin cambios en el clima. ¿Por qué?
Tras analizar los datos relativos a cambios climáticos en el pasado, Broecker postulaba que la fase de enfriamiento que atravesaba por entonces el clima compensaba “de sobra” el efecto del CO2. Y vaticinaba que, cuando dejara de haber enfriamiento natural, “el crecimiento exponencial en el contenido de CO2 en la atmósfera será un factor significativo”, hasta el punto de que “a principios del próximo siglo habrá hecho aumentar las temperaturas medias del Planeta más allá de los límites experimentados a lo largo de los últimos mil años”.
¿Profético? Tal vez muy pocos hubieran prestado atención a la “alerta de Broecker” –como algunos la han llamado– de no haber procedido de un científico ya entonces de gran reputación.
Broecker fue pionero, a principios de los años setenta, en el estudio del intercambio de gases –entre ellos el CO2– que tiene lugar entre el océano y la atmósfera. También fue el primero en investigar cómo el océano absorbe CO2 atmosférico y ejerce así un papel clave en la regulación de la temperatura global. Su libro ‘Tracers in the Sea’, editado en 1982, se convirtió en un referente para toda una generación de jóvenes investigadores no solo por su contenido –la mejor y más novedosa información sobre la distribución en el océano del CO2 y de distintos nutrientes–, sino porque es una muestra de la habilidad única del autor para transmitir conocimiento.
La investigación de Broecker también puso sobre la pista de otro hallazgo de gran trascendencia: el clima del Planeta puede cambiar de forma abrupta en períodos muy cortos de tiempo, incluso inferiores a veinte años. Hoy se sabe –en lo que supone un importante cambio de paradigma respecto a la visión tradicional de los cambios en el clima terrestre– que algunos procesos pueden desencadenar cambios extremos y repentinos en el sistema del clima. El rápido proceso de deshielo en marcha actualmente en el casquete polar ártico es un ejemplo: el aumento de agua dulce en el océano conduce a cambios en la salinidad, lo que a su vez podría alterar la principal corriente que distribuye el calor entre los océanos, la corriente termohalina. La disrupción de esta cinta transportadora de calor produciría, con muy alta probabilidad, cambios drásticos en el clima global. Broecker, no obstante, huye de los alarmismos vacíos:
“No conocemos aún los umbrales de los procesos que pueden inducir estos cambios abruptos, así que, mientras no sepamos más, no podremos hacer predicciones”. Una prudencia científica que confiere un valor especial a la visión de este científico sobre el futuro. ¿Qué va a ocurrir ahora? ¿Cómo debe ser la respuesta de la sociedad al cambio climático en curso? “Me siento un poco defraudado por el hecho de que no se hayan tomado medidas más contundentes”, afirma Broecker. “Ha llevado mucho tiempo convencer a los ciudadanos de que estamos ante un problema grave y global.”
Lo que va a pasar ahora, dice Broecker, es que el Planeta cambiará. Cambiará la distribución de las lluvias, y las regiones áridas lo serán aún más. Cambiará el paisaje, porque las especies vegetales migrarán hacia zonas más frías o se extinguirán. La falta de agua, y los conflictos sociopolíticos derivados de ello, serán uno de los problemas principales. Lo que no cambiará será nuestra relación con los combustibles fósiles. “Seguiremos dependiendo de ellos, y aumentando las emisiones de CO2, porque las energías renovables por sí mismas no bastan para sustituirlos, en especial en los países pobres. Deberíamos potenciarlas al máximo, pero creo que aún así será insuficiente. No podemos confiar en que en los próximos cincuenta años despeguen del todo, así que necesitamos una solución de emergencia”, opina Broecker.
Ese “plan B” contra el calentamiento global pasa por el desarrollo de una tecnología aún experimental: el secuestro y almacenamiento de carbono. “Se trata de buscar un refuerzo a las energías renovables, no una alternativa. Pero es absolutamente esencial que dediquemos esfuerzo al secuestro de carbono, que aprendamos cómo llevarlo a cabo de forma que no dañe al medio ambiente y que tenga unos costes energéticos y económicos aceptables.”
Broecker tiene además una efectiva faceta de pedagogo y divulgador. Entre sus obras para estudiantes, políticos, hombres de negocios y público en general están ‘How to Build a Habitable Planet’ (‘Cómo construir un planeta habitable’); ‘A Business Executive’s Guide to Global Warming’ (‘Guía sobre el cambio climático para ejecutivos’); y, la más reciente, ‘Fixing Climate: What Past Climate Changes Reveal About the Current Threat and How to Counter It’ (‘Arreglando el clima. Qué revelan los cambios pasados sobre la tendencia actual, y cómo contrarrestarla’).
Sin duda los historiadores del cambio climático –cuando los haya– colocarán a Wallace S. Broecker entre los pioneros, y en una posición muy destacada.
Tiene todo el sentido, por tanto, que haya recaído en él la primera edición del por ahora único premio internacional dedicado a este fenómeno, el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático. Como colofón, una cita que muestra cómo el espíritu científico de Wallace S. Broecker logra transformar una preocupación en reto: “Los próximos cien años van a ser muy interesantes, me encantaría poder vivirlos”.