El hombre de valor
El astrofísico ruso que compartió el Premio Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas 2015 con Stephen Hawking rinde homenaje en este artículo a su colega británico tras su fallecimiento esta semana a los 76 años.
16 marzo, 2018
La gran voz se ha quedado en silencio. Stephen Hawking ya no está entre nosotros. No sólo era uno de los físicos más grandes de todos los tiempos, sino que además era una personalidad sin parangón, una figura extraordinaria e irrepetible en la historia intelectual de la humanidad. Durante más de 50 años, estuvo luchando contra su enfermedad letal, escribiendo trabajos de física teórica e intentando disfrutar de la vida como cualquier persona normal. ¡Nunca se dio por vencido!
La primera vez que le conocí fue cuando visitó Moscú en 1981. En aquel momento, todavía podía hablar por sí solo, aunque solo algunos de sus estudiantes eran capaces de entender lo que decía. Nuestro último encuentro fue en septiembre del año pasado en Hereford, donde pasaba un mes cada año en compañía de sus alumnos y amigos. Nos enfrascamos en varias discusiones sobre la Gravidad Cuántica Euclideana y las perturbaciones cuánticas cosmológicas. En esta ocasión, Stephen tardaba al menos media hora en componer una oración sencilla con su ordenador. Sin embargo, en estas condiciones, Stephen siguió trabajando sin descanso y produciendo artículos excelentes hasta el final de su vida.
En 1974, Hawking fusionó la teoría cuántica con la gravedad para descubrir que los agujeros negros pequeños deben emitir radiación. Esto se conoce hoy como el “efecto Hawking”. Desafortunadamente, lo más probable es que los agujeros negros de un tamaño suficiente como para que este efecto pueda ser observado experimentalmente no existan en la naturaleza. Sin embargo, este trabajo de Hawking fue crucial para mi artículo de 1980, escrito en colaboración con G. Chibisov de manera totalmente independiente de Hawking, que comprobó cómo las galaxias podían originarse a partir de las fluctuaciones cuánticas iniciales en el universo recién nacido. Las predicciones de esta teoría se confirmaron plenamente en los numerosos experimentos sobre la Radiación Cósmica de Microondas a lo largo de los últimos 20 años. Por este resultado, tuve el honor de compartir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento con Stephen.
La popularidad de Hawking entre el gran público probablemente solo sea comparable a la que en su día tuvo Einstein. Es difícil encontrar a alguien que no haya oído hablar de él. Cuando hace dos años le invité a Stephen a Copenhague, las miles de entradas disponibles para asistir a su conferencia se vendieron en cuestión de minutos, y en la siguiente media hora otras 50.000 personas se apuntaron a la lista de espera. La contribución de Stephen a la popularización de la ciencia fue tremenda.
Hoy, cuando ya no está entre nosotros, siento una profunda tristeza. El gran hombre, el genio con un coraje excepcional, el hombre de valor nos ha dejado.