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A los 90 años

Fallece Michael E. Fisher, Premio Fronteras del Conocimiento 2009 en Ciencias Básicas

El físico teórico Michael E. Fisher, Premio Fronteras del Conocimiento 2009 en Ciencias Básicas, falleció el pasado 26 de noviembre a los 90 años de edad, según ha anunciado en un comunicado la Universidad de Maryland (EEUU), en la que investigó y dio clases hasta su retiro en 2012 con el cargo de Distinguished Scholar-Teacher.  El profesor Fisher recibió el galardón de la Fundación BBVA en su segunda edición junto a su colega Richard N. Zare, por sus contribuciones al conocimiento del mundo a escala molecular.

2 diciembre, 2021

Perfil

Michael Fisher

El jurado del Premio Fronteras reconoció las “contribuciones fundamentales” de Fisher a la mecánica estadística, el área de la física que estudia el comportamiento de las moléculas ‘en masa’, no individualmente. Ese modo colectivo de actuar de las moléculas interviene en un fenómeno que fascinaba a Fisher: las transiciones de fase, los momentos críticos en que la materia pasa de un estado a otro: “Nuestra vida depende del hecho de que el aire es fácil de respirar y el agua es fácil de beber, pero sabemos que si hace mucho frío el agua se congelará, y que si la calentamos demasiado hervirá, así que también estamos familiarizados con que prácticamente cualquier materia cambia de forma, y tenemos que comprender esos cambios”, explicó en la entrevista concedida apenas unas horas después de conocer el fallo de los Fronteras.

La investigación de Fisher demostró que la teoría que describía las transiciones de fase desde hacía más de un siglo no era correcta; él no sólo la corrigió, sino que advirtió que su modelo servía para muchos sistemas distintos. Así, Fisher contribuyó a comprender en profundidad procesos como la evaporación o la congelación del agua, pero también por qué un metal se imanta o se convierte en superconductor.

Según el acta del jurado del Premio Fronteras, “su trabajo ayuda a interpretar la gran diversidad de comportamientos de la materia en lo que respecta a las características de sus componentes atómicos o moleculares y las interacciones entre ellos”.

“Cada célula es como una pequeña ciudad fascinante”

“Cuando reúno muchas moléculas de agua, ¿por qué muchas de ellas se congelan? Y, más sorprendente aún, si las encierro en un recipiente y elevo la presión y la temperatura, llegará un momento en que la diferencia entre el vapor y el líquido desaparece; el agua se vuelve más densa, pero no hay interfase. ¿Por qué pasa esto? ¿Qué ocurre cerca de la frontera?”, se preguntaba Fisher. “La conversión de un estado de la materia en otro se produce en un punto especial, y me ha fascinado durante muchos años”.

La carrera de Fisher puede considerarse multidisciplinar. Profesor de Física, Química y Matemáticas, hizo sus últimas aportaciones en biología: “Cada célula es como una pequeña ciudad fascinante”, afirmaba.

En la ciudad-célula “puedes por ejemplo dedicarte a la política, y preocuparte por los transportes, el suministro de agua, etcétera”, explicaba. “En biología puede hacerse todo tipo de experimentos increíbles, como colgar una etiqueta a una molécula y ver cómo es arrastrada por la célula. Pero ¿cómo se mueve? ¿Cómo lo hace la molécula? La teoría que necesitas para responder a esta cuestión es también mecánica estadística”.

Trayectoria académica

Michael E. Fisher (Trinidad y Tobago, 1931, de nacionalidad británica) recibió su doctorado en Física del King’s College de Londres en 1957, donde fue nombrado catedrático en 1965. En 1966, se trasladó a la Universidad de Cornell, donde se convirtió en catedrático de química, física y matemáticas, y donde entre 1975 y 1978 dirigió el Departamento de Química. En 1971, se convirtió en miembro de la Royal Society y dos años después ocupó la cátedra Horace White. En 1983, fue elegido miembro de la Academia Nacional de Ciencias. En 1987, se incorporó al Instituto de Ciencia Física y Tecnología en la Universidad de Maryland.

Además del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, Fisher obtuvo el premio Wolf (en 1980, junto a Kenneth G. Wilson y Leo Kadanoff), el premio Irving Langmuir en Física Química (1971), la Medalla Boltzmann de la IUPAP (1983), el premio Lars Onsager de la APS (1995) y la Medalla Real en Física que concede la Royal Society del Reino Unido (2005).